Los niños japoneses celebran
el Año Nuevo con ropa nueva. Se cree que esto les trae salud y buena suerte en
el Año Nuevo. En víspera de Año Nuevo se esconde debajo de la almohada una foto
de un barco de vela en el que flotan siete magos del cuento: “Siete hechiceros de
la felicidad”.
En el norte, en Año Nuevo,
los japoneses adornan sus ciudades con palacios y castillos de hielo, además de
enormes esculturas de nieve de personajes de un cuento de hadas.
108 campanas anuncian la
llegada del Año Nuevo en Japón. Según una antigua leyenda, cada gong "destruye"
uno de los vicios humanos. Según los japoneses son sólo seis (la codicia, la
ira, la estupidez, la frivolidad, la indecisión, los celos). Pero cada uno de los
vicios tiene 18 tonos diferentes - que es por esto que el reloj suena tanto.
En los primeros segundos
del Año Nuevo uno debe sonreír - para traer buena suerte. Y para que la
felicidad entre en la casa, los japoneses adornan la puerta de entrada de bambú
y ramas de pino - símbolos de la longevidad y la lealtad. El pino representa la
longevidad, el bambú - la lealtad, y la ciruela – el querer a la vida.
La comida en la mesa también
es simbólica: pasta larga - un signo de longevidad, el arroz - la prosperidad,
la carpa – la fuerza, frijoles – la salud. Cada familia prepara un plato
navideño llamado “moti” - pelotas, pasteles y panecillos de harina de arroz.
Por la mañana, cuando el
Año Nuevo entra en su apogeo, los japoneses salen de sus casas a la calle para recibir
la salida del sol. Con los primeros rayos se felicitan mutuamente y se dan
regalos.
Al Papa Noel Japonés le llaman Segatsu-San – Señor Año Nuevo. El entretenimiento
favorito de las niñas es el “juego volante”, y los chicos durante los días
festivos lanzan una cometa tradicional al viento.
El accesorio más popular
de la Navidad es el rastrillo. Cada japonés cree que lo debería tener en el Año
Nuevo para rastrillar la felicidad. Los rastrillos de bambú - kumade – se hacen
de un tamaño de 10 cm a 1,5 m y los decoran con sus diversas figuras y
talismanes.
Con el fin de apaciguar
a la deidad del año (lo que trae la felicidad a la familia), los japoneses construyen
una pequeña casa en frente de la puerta de salida de su hogar, de tres palos de
bambú a los que atan ramas de pino. Las personas más ricas compran un pino enano,
el brote de bambú y un pequeño árbol de ciruela o melocotón.
Labrador. Almacenar los nabos
En Labrador, los nabos se almacenan desde la cosecha del verano. Les hacen un
hueco interior y dentro colocan velas encendidas y se las dan a los niños.
En la provincia de Nueva
Escocia, que fue fundada por los montañeses escoceses, cada mañana navideña cantan
unas canciones divertidas, traídas de Gran Bretaña desde hace dos siglos.
Un hombre alegre que
lleva un abrigo peludo, un gorro alto de piel de oveja terminado en una bola, viene
a los niños checos y eslovacos. Su nombre es Mikulash. Para aquellos a los que les
fue bien en los estudios, siempre pueden encontrar regalos en el día de Navidad.


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